En cambio, necesito tu mirada para cubrir mi alma de luz, pues cuando no estás, todo es oscuridad y delirio. Necesito tus manos para saber que mi cuerpo es real y no un mero instrumento ficticio. Necesito tu voz para saber que el silencio es momentáneo y que el eco de tus palabras ahuyentará mi soledad no buscada. También necesito tu silencio en las noches de rocío y luna, cuando las estrellas y el mar hablan en susurros.
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